viernes, 29 de noviembre de 2013

Juan Domingo Perón “el Peronismo”

Juan Domingo Perón  “el Peronismo”

El Justicialismo o Peronismo es un movimiento de masas argentino creado alrededor de la figura de Juan Domingo Perón que desde mediados de la década de 1940 es importante en el país. En su forma partidaria, se organizó como Partido Peronista, y posteriormente, Partido Justicialista.
La figura del entonces coronel Juan Domingo Perón ganó conocimiento público en el transcurso del golpe de estado del 4 de junio de 1943, que derrocó al gobierno de Ramón Castillo. El golpe estuvo encabezado por los generales Arturo Rawson y Pedro Pablo Ramírez, y apoyado entre otros por un grupo de jóvenes oficiales del Ejército Argentino nucleados en el Grupo de Oficiales Unidos (GOU), entre los cuales estaba Perón, que temían que se modificara la posición neutral que mantenía la Argentina respecto de la Segunda Guerra Mundial.
El programa del GOU (Grupo de Oficiales Unidos), se convirtió finalmente en el programa de la revolución del 43. En realidad, el GOU se formalizó operativamente después de la revolución de junio, como una especie de prolongación del Ministerio de Guerra del que Perón era secretario. Allí era donde se imprimían las circulares del GOU con los mimeógrafos oficiales. El general Edelmiro J. Farrell, ministro de Guerra, y su esposa Beatriz Verdún convocaban a los jefes y oficiales para que se encontraran con el mismo Perón.
Tras asumir la presidencia, Perón comienza rápidamente a consolidar su poder. En lo interno, dispone la disolución de los Partidos que lo llevaron al Poder: el Partido Laborista, la U.C.R. "Junta Renovadora" y el Partido Independiente, y su integración en el nuevo Partido Peronista (llamado brevemente Partido Único de la Revolución), del que Perón es el primer afiliado (29 de enero de 1947). Dicho partido contará con tres ramas: la sindical (la CGT, única confederación sindical permitida), la política y, a partir de 1952 (al permitirse el voto a la mujer), la rama femenina. Mucho más tarde, en los '70 se considerará a la Juventud Peronista como cuarta rama del Movimiento.
La disolución forzosa impuesta al Laborismo traerá como consecuencia diversos enfrentamientos políticos, como los protagonizados por Luis Gay (titular del P.Laborista), candidato a senador propuesto por el laborismo, quien será reemplazado por el marino Alberto Teisaire; el coronel Domingo Mercante, (impulsado como candidato a Gobernador de la provincia de Buenos Aires por los laboristas) resultó electo, pero al fin de su mandato entrará en conflicto con Perón, será expulsado del partido y sometido a juicio penal por corrupción (denunciado por el mayor Carlos Aloé, su sucesor). También Cipriano Reyes sufrirá un atentado mientras ejercía su función de diputado no-alineado con el oficialismo, y luego será encarcelado en 1948 (en objetado y acelerado Proceso), acusado de planear un atentado contra Eva Duarte de Perón.
El Congreso removió mediante juicio político a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, a excepción del Dr. Tomás Casares, alegando que la Corte había convalidado los golpes militares de 1930 y de 1943. En 1949 se convocaron elecciones para una convención constituyente que dictó una nueva Constitución acorde con los principios del peronismo. En la reforma no se incluyó en forma expresa el Derecho de huelga, explicando algunos convencionales peronistas que era innecesario en un país con justicia social.
El gobierno peronista fue duro con la oposición política y sindical, algunos de cuyos dirigentes fueron arrestados, como fue el caso de Ricardo Balbín -después de privarle de los fueros parlamentarios- o Alfredo Palacios. También hubo hechos de torturas a opositores como los casos del estudiante Ernesto Mario Bravo y el médico Juan Ingalinella, que murió por los tormentos. Entre los responsables, estuvieron los hermanos Cardozo, al frente de la "División Especial" de la Policía Federal, quienes tras el Golpe del 55' recibieron asilo del dictador paraguayo Alfredo Stroessner en su embajada en Buenos Aires.
En sentido contrario, algunos dirigentes de partidos políticos opositores estuvieron involucrados en acciones terroristas y conspiraron con los militares para organizar varios golpes de estado.
Durante las décadas posteriores, los antiperonistas acusaron reiteradamente al gobierno peronista de discriminación político partidaria, sobre todo en el ámbito educativo, mientras que los peronistas realizaron la misma acusación por parte de los gobiernos antiperonistas. Diversos historiadores [¿quién?] afirmaron que en las universidades nacionales se despidió a profesores disidentes, y que se impedía ejercer a docentes si no estaban afiliados al partido peronista, mientras que los peronistas señalaron que durante los gobiernos no peronistas se cesanteó a los profesores que simpatizaban con el peronismo y se censuraban sus enseñanzas y libros.
En el plano internacional, se continuó con la política de acercamiento con Estados Unidos, se ratificó el Acta de Chapultepec y se suscribió el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (T.I.A.R.)
Para las elecciones de renovación de autoridades cuyo mandato vencía en 1952 el secretario de Asuntos Políticos, Román A. Subiza propuso hacer las elecciones con un año de antelación con el propósito de tomar desprevenida a la oposición, con sus fuerzas divididas sin formar uniones o coaliciones.2 Perón aceptó la idea pero disminuyó la anticipación a siete meses convocándolas en el mes de julio para ser realizadas el 11 de noviembre de 1951. La Iglesia dio un documento el 31 de julio en el cual expresaba que ningún católico podía votar por un partido que auspiciara el laicismo escolar, lo cual excluía a la Unión Cívica Radical que se oponía a la enseñanza de religión en las escuelas públicas que había confirmado el peronismo.
Conforme las nuevas leyes electorales aprobadas por el Poder Legislativo, resultaban prohibidas las alianzas o coaliciones, y se determinaba que los partidos que no se presentaren serían disueltos.
Para la elección de diputados se había establecido el sistema uninominal, ganaba el candidato que obtenía más votos en su circunscripción. En la Capital Federal, el único distrito donde el gobierno temía perder2 diseñó las circunscripciones quitando circuitos electorales de las secciones más peronistas para agregarlos a aquellas donde las pasadas elecciones habían mostrado inclinación por la oposición.,2 como resultado fueron electos sólo 5 diputados radicales contra 23 oficialistas, pese a contar el oficialismo con un 10% más de votos.
La oposición no tuvo acceso a las radios, que sí utilizaba el oficialismo. El día antes de los comicios se levantó el estado de guerra interno que regía desde meses antes.2 Perón, habilitado por la reforma constitucional de 1949, se presentó acompañado nuevamente por Hortensio Quijano y ganó las elecciones.
Durante su segundo mandato, Perón debió corregir fuertemente el rumbo económico desplegado por Miguel Miranda, con la colaboración de un equipo encabezado por Ramón Cereijo y Alfredo Gómez Morales, quiénes impulsaron políticas en beneficio del campo, como por ejemplo, la mejora en los créditos al agro desde la Banca oficial.
Las grandes huelgas (bancarios, ferroviarios) que habían causado preocupación en el movimiento político-sindical peronista, fueron enfrentadas con dureza. Con amenazas como la pérdida de la personería gremial, la militarización, o la cárcel para los activistas.
Se impulsó a la CGU (Confederación General Universitaria) como representante de los estudiantes en oposición a la mayoritaria FUA (Federación Universitaria Argentina), conducida en ese entonces por el Partido Comunista y el gobierno creó la Unión de Estudiantes Secundarios (UES).
La llegada del peronismo al poder se produce en plena posguerra mundial, lo cual significaba la debilidad económica de una Europa en ruinas, y el liderazgo creciente de Estados Unidos en el Hemisferio Occidental. En este escenario, Argentina se encontraba por primera vez en su historia en la posición de acreedor de los países centrales, gracias a las exportaciones de carnes y granos a las potencias beligerantes. El principal deudor era el Reino Unido que ante la emergencia declaró su iliquidez, bloqueando la libre disponibilidad de esos montos. El gobierno peronista optó por utilizar parcialmente esos créditos para adquirir empresas de servicios públicos de capital británico, como fue el reconocido caso de los ferrocarriles que emisarios ingleses venían intentando vender desde 1938. En septiembre del 46', el gobierno peronista impulsó el tratado Miranda-Eady, que creaba la "Sociedad Mixta en FF.CC.", donde, amén de otros privilegios concedidos al capital británico, se le reconocía una abultada inversión de $2.000 millones, se le garantizaba una ganancia mínima del 4% anual ($80 millones), y la exención ilimitada de aranceles de importación. (dicho tratado cayó ante la presión del secretario del tesoro de EE.UU., el cual obligaba al Reino Unido a cancelar sus deudas al contado).
La bonanza económica de la Argentina continuaba, impulsada por el creciente mercado que se había formado por la baja de las importaciones provenientes de los países en guerra. Esto permitió al gobierno aplicar una vasta política de bienestar que incluía la efectivización de nuevos derechos sociales, como períodos de vacaciones y descanso, planes de vivienda, inversiones en salud y educación, etcétera. Estas conquistas sociales fueron ampliamente capitalizadas por las figuras de Perón y su esposa, Eva Perón, que manejaba una fundación de asistencia social financiada principalmente con fondos estatales y algunos aportes empresarios. Las nacionalizaciones y estatizaciones de los servicios públicos, como los ferrocarriles británicos, fueron proclamados como conquistas de soberanía e independencia económica.
No obstante, el contexto mundial pronto dejó de ser favorable ya que los Estados Unidos mediante el Plan Marshall, comenzó a ubicar sus excedentes agrícolas en Europa limitando el acceso al mercado de los alimentos argentinos.
A partir de 1950, la situación económica comienza a empeorar y un nuevo ministro de Asuntos Económicos, Alfredo Gómez Morales, aplicó medidas de corte ortodoxo, como el ajuste del gasto público; Perón, que había declarado una vez que "se cortaría las manos" antes que endeudar a la Nación comprometiendo su independencia económica, contrajo finalmente un préstamo con el Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos (Eximbank) y firmó contratos de explotación petrolífera con compañías extranjeras.
El primer intento golpista ocurrió el 16 de junio de 1955. Con el supuesto objetivo de matar a Perón, aviones de la Marina y de la Fuerza Aérea, con escaso apoyo del Ejército, bombardearon la Plaza de Mayo. Fue una masacre de ciudadanos de a pie. Se estimó en unos mil muertos, aunque las cifras oficiales nunca se conocieron. Perón se había refugiado en el Ministerio de Guerra y los conspiradores finalmente se rindieron.
Este hecho tensó aún más la furia de los peronistas. Esa noche, varias iglesias fueron incendiadas en Buenos Aires por grupos organizados de personas. También hubo hechos similares en algunas ciudades del interior de Argentina. La policía, las fuerzas militares y los bomberos se abstuvieron totalmente de intervenir, limitándose estos últimos a comenzar a actuar contra el fuego una vez terminada la agresión. Algunos de los templos databan de la época colonial por lo que ciertos daños fueron irreparables. En un discurso pronunciado al día siguiente el presidente Perón atribuyó los hechos a los comunistas.
Perón hizo algunas concesiones entonces: defenestró a varios ministros para aplacar a la oposición pero a fines de agosto de 1955 dio por terminada la tregua y pronunció su conocido discurso afirmando que por cada peronista que cayera, caerían 5 opositores. Las conspiraciones cívico-militares que estaban en marcha no se detuvieron sino que apuraron su marcha.
Sucesivos enfrentamientos con la Iglesia y una gran polarización de la sociedad en pro o en contra del gobierno, enrarecen el clima político. Luego de una investigación basada en el testimonio de un oficial de policía, hermano de un marino, el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas pidió el procesamiento del ministro del Interior Ángel Borlenghi acusado de haber propiciado la quema de una bandera el 9 de junio de 1955 para incriminar a manifestantes católicos, lo que le hizo renunciar y abandonar precipitadamente el país.
En verdad, la crisis económica había precipitado también la puja distributiva: el sector más rico y propietario, del campo o la industria, no estaba dispuesto a tolerar una distribución del ingreso semejante: el 50 por ciento del PBI pasaba a los trabajadores.
El 7 de septiembre la CGT propuso al gobierno la formación de milicias populares y al día siguiente el ministro Lucero rechazó la oferta, pero la difusión del hecho aceleró los preparativos de los conspiradores.
El 16 de septiembre estalló un levantamiento en Córdoba encabezado por el general Eduardo Lonardi y secundado por el general Pedro Eugenio Aramburu. La mayor parte de las tropas leales a Perón no quisieron luchar. La Marina, liderada por el almirante Isaac Rojas, encabezó el golpe contra Perón: sus naves bloquearon Buenos Aires y su estado mayor amenazó con volar los depósitos de combustible de La Plata y Dock Sud.
El Ministro de Guerra, General Lucero, pidió parlamentar y leyó una carta en la que Perón solicitaba la negociación de un acuerdo. La carta no hablaba de renuncia, sí de renunciamiento, pero la Junta de Generales Superiores del Ejército decidió considerarla como una renuncia y negociar con los golpistas. Sobre la actitud de los gremios escribiría Perón años después: "también me desilusionaron los gremios. La huelga general estaba preparada y no salieron...Trataron de arreglarse con los que venían". El 20 de septiembre Perón se refugió en la embajada del Paraguay y en la Cañonera que lo llevó a Asunción y a lo que sería el comienzo de su largo exilio de casi 17 años.


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